Entre las preguntas más recurrentes de las personas que están a punto de tener un bebé y que, además, tienen perros, están: ¿es recomendable juntarlos?, ¿Qué tan bueno es que mi perro se acerque al bebé?, ¿es peligroso?
La relación entre tu bebé y tu perrito puede tener beneficios físicos y psicológicos para ambos. Se ha comprobado que interactuar con perros aumenta los niveles de serotonina y dopamina, dos neurotransmisores fundamentales para la generación de sentimientos positivos, de felicidad.
Además, Caleb Backe, experto en salud de mascotas del Maple Holistics, explica que estudios han demostrado que los bebés que crecen con un perro son menos propensos a desarrollar ciertas alergias y usualmente tienen sistemas inmunes más resilientes.
“Cuando hay un perrito cerca, los bebés humanos crecen más sanos, protegidos y felices”, asegura Backe.
Quizá notes que tu perro olfatea el espacio, las cositas y al bebé mismo. Esto es normal. Los perros tienen un sentido del olfato increíblemente desarrollado y lo hace para reconocer al nuevo miembro de la familia. Sin embargo, hay que vigilar qué tanto lo hace y cómo.
Russell Hartstein, entrenador y etólogo certificado, explica que el cambio en el ambiente y las dinámicas familiares pueden causarle ansiedad al perro (lo que puedes observar si huele de manera excesiva o demuestra otros comportamientos que mencionaremos más adelante), por ello es importante preparar a tu perrito para el nuevo bebé e introducir los cambios de manera paulatina.
Antes de la llegada de tu bebé, Paisley Lunchick, entrenadora de la línea de ayuda AKC GoodDog!, recomienda definir un espacio en casa para que tu perro se relaje y se aleje del caos cuando lo necesite y cuando tú lo consideres necesario. Las transportadoras, corralitos y las puertas protectoras (esas que puedes encajar en la pared o empotrar en las puertas) son buenas opciones para que tu perro tenga un espacio seguro.
Además, dale buenos premios, huesitos para masticar o juguetes que solo pueda tener en su área de descanso y seguridad. Su lugar feliz, pues. Cuando no puedas supervisar la convivencia entre tu perrito y tu bebé, lleva a tu peludo a su lugar de descanso para que esté tranquilo.
Es muy importante que desde el principio le enseñes a tu perro a ser gentil y tranquilo alrededor del bebé.
Un perro responde a las señales verbales y al lenguaje corporal de los humanos con el bebé. Por lo tanto, si ustedes muestran un comportamiento tranquilo y protector, el perro puede aprender a ser sensible y cauteloso. La clave para tener éxito en esto es comenzar muy temprano la socialización entre perrito y bebé, con entrenamientos tranquilos y frecuentes.
¡Y ojo! Si crees que no puedes manejar la situación porque tu perro es complicado busca ayuda profesional. Otro consejo: por más maravilloso que sea tu perrito, nunca lo dejes completamente solo con el bebé, solo por precaución.
La entrenadora Paisley Lunchick recuerda que aunque los perros sean animales domesticados, aún pueden tener impulsos depredadores. Los sonidos inusuales y los movimientos impredecibles de los bebés y niños chiquitos pueden sobreexcitarlos y, en algún momento, llevarlos a morder.
Hasta el mordisco más leve puede ser traumático para un bebé, así que nunca lo dejes solito en el piso con el perro. Si el perro lame o huele demasiado y con insistencia al bebé puede ser un signo de estrés. Checa su comportamiento.
Los perros que están estresados o preocupados por la presencia del bebé o de un niño dan señales sutiles de que necesitan espacio: se lamen su boquita, bostezan mucho, no los miran, fruncen el ceño o agachan las orejas.
Lunchick explica que un perro no necesariamente se alejará del bebé si está incómodo, por eso es responsabilidad de los adultos observar cualquier señal de estrés y separarlos de inmediato si es necesario.
No castigues a tu perrito por mostrar señales de estrés. Solo llévalo a su lugar feliz, dale un juguete para que se entretenga y listo.
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